Aunque también se puede sintetizar en el laboratorio, el ácido glicólico es un alfahidroxiácido de origen natural «de gran poder hidratante, exfoliante y regenerador que se puede obtener de la caña de azúcar, la uva, la remolacha…», explica el doctor Gabriel Serrano, dermatólogo, presidente y fundador de Sesderma.
«El mecanismo de acción del ácido glicólico apenas lo conocemos pero conocemos muy bien sus efectos», confiesa Isabel Aldanondo, dermatóloga del Grupo de Dermatología Pedro Jaén. Uno de sus fuertes es que actúa en todas las capas de la piel y, como resultado, se obtiene un cutis más parecido al de un niño, donde las líneas de expresión son más difusas y aumenta la luminosidad y el tono uniforme. En el estrato córneo produce un efecto de exfoliación, un mecanismo natural, pero que se hace más imperfecto con los años. «El ácido glicólico lo logra, y esto tiene un efecto súper rápido a la hora de conseguir luminosidad», afirma la doctora Aldanondo. También regula la renovación epidérmica «Desde que la célula basal se divide hasta que se que descama en la epidermis, pasan 4 semanas y, en pieles con más edad, más días. Esos plazos se acortan con el ácido glicólico», explica la doctora que también destaca que se normaliza el grosor de la epidermis (más fina en las pieles más maduras). En la dermis papilar aumenta las fibras haciendo que la unión entre dermis y epidermis sea ondulante, como en las pieles jóvenes, y produce un aumento de toda la dermis profunda. «Además, el fibroblasto produce más fibra elástica y colágeno», remata la doctora Aldanondo.
Cómo acertar
Al elegir un producto de ácido glicólico para usar en casa debemos fijarnos en dos cosas: la concentración y el pH. Si la concentración es menor del 4% produce una exfoliación suave, si está entre 4-10% es ideal para tratar los signos de envejecimiento a largo plazo y mejorar la textura de la piel. Por encima del 20% se utiliza solo bajo prescripción médica para acné severo, psoriasis o casos avanzados de pigmentación. El pH de la fórmula también es clave porque según aumenta, disminuye la concentración activa del ácido y por tanto su eficacia. El doctor Gabriel Serrano también recomienda que optemos por los que están liposomados: «Los últimos avances en nanotecnología permiten introducir las moléculas de ácido glicólico en liposomas que, por su tamaño, penetran profundamente en la piel logrando tratamientos más eficaces con una mayor tolerancia».
Aplicación progresiva
Si nunca hemos aplicado un tratamiento con ácido glicólico, el doctor Serrano recomienda comenzar con «productos que posean una baja concentración de ácido, ya que nuestra piel puede sufrir una pequeña irritación o descamación. A medida que nuestra piel se acostumbre al ácido glicólico, podremos aplicarnos una mayor concentración si nuestras necesidades así lo exigen». Es más conveniente utilizarlo por la noche y, no obstante, aplicar fotoprotector todas las mañanas después de nuestro tratamiento habitual.
Una ventaja, nada desdeñable, del ácido glicólico es que sus resultados se mantienen en el tiempo. También «su sinergia con otros activos», añade el doctor Serrano que apunta la vitamina C como su mejor aliado: «De hecho, esa pareja es mi favorita en una rutina estándar de belleza», afirma, y propone un producto rico en vitamina C por la mañana, y uno con ácido glicólico por la noche: «Conseguiremos al poco tiempo una piel mucho más luminosa, lisa, con menos arrugas y un tono uniforme». Otro protocolo que también recomienda consiste «en aplicar mañana y noche un sérum de ácido glicólico antes de la crema hidratante habitual. De esta manera, el efecto peeling del glicólico ayudará a que la crema hidratante sea más eficaz, ya que sus activos penetrarán más fácilmente», y advierte no olvidar nunca el protector solar como ultimo paso, durante todo el año.