A mediados del siglo XVI, cuando nace Tomás Luis de Victoria, Ávila se encontraba en pleno apogeo económico, con más de 10.000 habitantes. Era una ciudad de tamaño medio-grande, bastante parecida a otras ciudades castellanas vecinas.
Una gran parte de la población se dedicaba a la artesanía y al comercio, incluida la familia Luis-Victoria, que se inclinaba por el sector servicios con abogados, escribanos y banqueros entre sus miembros. El barrio o cuadrilla de San Juan, situado dentro de las murallas en la parte más alta de la ciudad, era la zona donde se reunían nobles, burócratas, comerciantes y artesanos, en especial los que trabajaban en la industria de la confección y la sastrería, con la que la familia Luis-Victoria estaba muy relacionada.
Durante el siglo XVI la ciudad se expandió y embelleció con la construcción de nuevos edificios, fuentes públicas y sistemas de drenaje de agua, el saneamiento y pavimentación de calles, etc., en un periodo de crecimiento económico que impregnó todo el entorno.
Se ha encontrado un documento clave sobre la familia paterna de Victoria: el último testamento de su abuelo paterno, Hernán Luis Dávila, que se ha conservado en el Archivo Histórico Provincial de Ávila. Hernán Luis Dávila era sastre y vendedor de paños. Como vendedor recorría las ferias locales de Medina del Campo, Segovia y Ávila. También poseía tierras en varios pueblos de la provincia de Ávila.
Casado con Leonor de Victoria, ambos murieron en 1545, por lo que no llegaron a conocer a su nieto Tomás. Esta pareja es importante, ya que Tomás tomó los apellidos de sus dos abuelos paternos, siguiendo la costumbre de la época que permitía seleccionar y combinar libremente los apellidos de los familiares más directos.
Hernán Luis y Leonor de Victoria tuvieron siete hijos, el mayor de los cuales, Francisco Luis de Victoria, fue el padre de Tomás.
Menos se sabe de la parte materna de Tomás. Según F. Hernández, los abuelos maternos de Tomás eran Antonio Suárez y Beatriz Suárez, que procedían de familias segovianas acomodadas que trabajaban en la industria textil. Sin embargo, la opinión del marqués de Lozoya parece mejor documentada en este punto, y establece a Pedro de la Concha y a su esposa, Elvira Xuarez, como fundadores del linaje. Se cree que eran de Llerena, Badajoz, aunque se trasladaron a Segovia en 1496.
Francisco Luis de Victoria, el padre de nuestro músico, fue el primer hijo de Hernán Luis y por ello recibió la mayor parte de su legado: un tercio de todos sus bienes y propiedades, una finca y casas en Sanchidrián, tierras en varios municipios y, lo más importante, las casas de la familia en la calle Caballeros de Ávila. Francisco también heredó el título de notario, lo que situó a su familia en una situación económica muy ventajosa.
Francisco se casó con Francisca Suárez de la Concha, segoviana y heredera del legado de sus padres en 1544. Francisco y Francisca se casaron en Ávila en 1540. Tuvieron once hijos, de los que Tomás fue el séptimo.
La fecha exacta del nacimiento de Tomás Luis es uno de los puntos más controvertidos de su biografía. No se ha encontrado ninguna partida de nacimiento que certifique la fecha exacta, pero hoy en día, y gracias a las investigaciones de Ferreol Hernández, podemos estar casi seguros de que fue en 1548.
Así que Tomás nació en 1548, y ahora se nos plantea una curiosa cuestión: ¿cuál es su verdadero nombre? Ya hemos establecido que Luis es el apellido heredado del lado paterno de la familia, más que un nombre. Como ninguna partida de bautismo u otros documentos escritos de sus primeros años pueden atestiguar su verdadero nombre, tenemos que acudir a documentos posteriores para descubrir que Tomás es, en verdad, Tome, o como él mismo solía escribir, Thome.
En cuanto a su lugar de nacimiento, hay indicios más que suficientes que nos permiten confirmar que nació en la capital abulense. Tomás nació en la casa familiar, que había sido comprada por su abuelo, Hernán Luis Dávila. Constaba de patio, corredores, almacenes de alimentos, establo, bodega y otras dependencias. Francisco Luis heredó esta casa en 1545 y vivió en ella con su familia hasta 1557, cuando falleció. Se supone, por tanto, que Tomás nació en esta casa, que Ferreol Hernández sitúa en la actual calle Caballeros, en la esquina con la calle Pedro Lagasca y dando la espalda a la calle Cuchillería.
Tomás Luis fue niño de coro en la Catedral de Ávila. Ningún historiador pone en duda este hecho, aunque no está del todo documentado. La lógica dice que Victoria no pudo encontrar otro lugar para recibir su educación musical, ya que no había otro lugar en Ávila donde hubiera podido adquirir tan amplios conocimientos musicales. Empezar como niño de coro era bastante común entre los músicos, sobre todo para los destinados a ser maestros de capilla o compositores.
Tomás habría ingresado en la catedral en 1557 o a principios de 1558, principalmente porque era cuando tendría la edad adecuada: 9 o 10 años. Esta fecha también es muy probable porque el padre de Tomás murió en 1557, dejando a la familia completamente desamparada. Todos tuvieron que trasladarse y buscar trabajo, y es lógico pensar que las dotes musicales de Tomás llevaron a la familia a pensar que el camino eclesiástico sería el mejor para él. Esperando el momento en que el niño pudiera decidir por sí mismo, lo colocaron en la catedral como niño de coro, ya que para entonces había demostrado gran talento e interés por la música.
Los maestros que tuvo en Ávila fueron sus verdaderos mentores musicales y los que más influyeron en su estilo. Jerónimo de Espinar fue el primer maestro de capilla con el que Tomás entró en contacto, aunque por poco tiempo, ya que Espinar murió en octubre de 1558 y ambos no pudieron pasar más de un año juntos. Mientras esperaban la llegada del nuevo maestro, el prebendado trebe Dueñas fue encargado por el cabildo de enseñar a los muchachos el canto de órgano. Desempeñó este cargo durante casi un año, que fue crucial para Tomás, ya que estaba aprendiendo lo esencial y la piedra angular de su arte musical.
Bernardino de Ribera asumió el cargo en junio de 1559. Era un eminente músico y su trabajo con Victoria fue clave, ya que fue el maestro de Tomás durante cuatro años, desde que el alumno tenía 11 años hasta que cumplió los 14. Bernarbé de Águila era el organista en esta época, y de él aprendió Tomás Luis de Victoria a tocar el instrumento. Durante los últimos años de Victoria, ésta fue su principal afición y actividad. También fue el primer trabajo remunerado que tuvo al llegar a Roma. Le gustaba tocar el órgano, y pudo aprender de Bernabé del Águila mucho más que de Antonio de Cabezón, al que pudo escuchar como mucho dos veces, en sus dos actuaciones públicas en Ávila en 1552 y 1556, ambas demasiado tempranas para que el joven Tomás sacara algún provecho. No obstante, Cabezón vivió en Ávila hasta 1560, aunque de forma intermitente, y es posible que diera a Tomás una temprana lección. Uno de los contemporáneos de Victoria fue Sebastián de Vivanco, nacido en 1551 y, por tanto, sólo tres años más joven que Tomás, y también niño de coro en la catedral en la misma época.
Por un inventario de mediados del siglo XVI, sabemos que Encinar había comprado las misas de Josquin Desprez y los magnificats de Morales en 1550, y que éstos estaban a disposición de Victoria. El cabildo también había adquirido varias obras de Escobedo que, al igual que Morales, había cantado en la Capilla Papal de Roma y había regresado a España, viviendo en Segovia desde 1552 hasta su muerte en 1564. Durante estos años, la formación de Tomás Luis también estuvo relacionada con los juglares italianos que llegaron a la catedral en 1555. Los hermanos Sardena tocaban chirimías, sacabuches y probablemente flautas. Victoria escuchaba y cantaba con ellos, y a veces compartían actuaciones.
Finalmente, el sevillano Juan Navarro llegó a Ávila el 26 de febrero de 1564, para ocupar la vacante de maestro hasta 1566. No es seguro que Victoria viviera realmente todos estos extremos, ya que la fecha de su marcha a Roma es también un punto de disputa. Independientemente de si se fue en 1565 o en 1567, habría tenido poco contacto con Navarro y ya estaba pensando en el cambio que haría al trasladarse a Italia.