EN LOS ÚLTIMOS AÑOS ha habido una creciente inclinación a considerar que la porción terminal del estómago posee características fisiológicas distintivas y tendencias patológicas. Así, se cree que las úlceras en esta localización son más a menudo carcinomas ulcerantes, o si son benignas, muestran una mayor incidencia de degeneración maligna que las úlceras de menor curvatura en la pars media. Mientras que un ex-
todavía se mantienen, debido en parte al menos a la falta de unanimidad entre los patólogos en la interpretación de los cambios malignos tempranos en la úlcera. La incidencia más comúnmente aceptada de cáncer en la úlcera gástrica es del 5 al 10 por ciento, y muchos autores sitúan la cifra incluso por debajo de ésta. Ewing (1) afirma que «entre las muchas úlceras tratadas médicamente que persisten o recidivan, no más del 2 por ciento desarrollan cáncer y algunas de las revisiones exhaustivas de la literatura no entran en el ámbito de la presente discusión, unas pocas referencias a las opiniones recientes sobre esta cuestión pueden ser útiles.
Con respecto al desarrollo de cáncer en las úlceras gástricas en general, las opiniones más divergentes han sido, y éstas pueden haber sido originalmente cánceres». Sin embargo, la incidencia de cáncer en las úlceras del extremo pilórico del estómago, citada por muchos observadores recientes, es definitivamente superior a ésta. Así, Hurst (2) informa que «no menos de tres de nueve úlceras en la región pilórica mostraron cambios malignos». Orator (3) encontró que 11 de 34 úlceras en la región prepilórica mostraban cambios malignos; Haudek (4) está de acuerdo con esta cifra. Kirklin (5) afirma que las úlceras cercanas al píloro tienen más probabilidades de ser malignas que las situadas en la curvatura menor o cerca de ella y bien alejadas del píloro. Hampton (6), limitando la región prepilórica para incluir sólo la pulgada distal del estómago excluyendo el esfínter, no encontró ni un solo caso de úlcera prepilórica crónica benigna en el Hospital General de Massachusetts durante un período de tres años.
Con el fin de determinar la frecuencia relativa y real de la ulceración benigna y maligna en la porción prepilórica del estómago, he revisado las películas de todos los casos en los que se hizo un diagnóstico de úlcera gástrica en el Departamento de Radiología del Hospital General de Toronto, desde el primero de enero de 1932. Esto comprende un período de casi cuatro años.
Sin estar totalmente de acuerdo en que el segmento prepilórico debe estar tan estrechamente confinado, se ha limitado para el presente estudio a incluir sólo la pulgada terminal del estómago. Se han excluido las úlceras en el esfínter, ya que, desde el punto de vista quirúrgico y patológico, suelen considerarse como úlceras duodenales. Dado que el tema se centra principalmente en el diagnóstico diferencial de las ulceraciones benignas y malignas, los grandes carcinomas ulcerados evidentes en el extremo pilórico del estómago se han considerado como carcinomas y no como úlceras. En cualquier caso, todas las lesiones así excluidas afectaban a algo más que el pequeño segmento prepilórico definido.