El dolor fantasma es el dolor causado por la eliminación o la interrupción de los impulsos nerviosos sensoriales por la destrucción o la lesión de las fibras nerviosas sensoriales tras una amputación o una desaferentación. La incidencia notificada de dolor del miembro fantasma tras un traumatismo, una lesión o una enfermedad vascular periférica es del 60% al 80%. Más de la mitad de los pacientes con dolor fantasma tienen también dolor en el muñón. El dolor fantasma también puede producirse en otras partes del cuerpo; se ha descrito tras mastectomías y enucleación del ojo. La mayoría de los pacientes con dolor fantasma tienen un dolor intermitente, con intervalos que van de un día a varias semanas. Incluso se han descrito intervalos de más de un año. El dolor suele presentarse en forma de ataques cuya duración varía de unos segundos a minutos u horas. En la mayoría de los casos, el dolor se experimenta en la parte distal de la extremidad perdida, en los lugares con mayor densidad de inervación y representación cortical. Aunque todavía hay muchos interrogantes sobre los mecanismos subyacentes, parecen estar implicados tanto los mecanismos neuronales periféricos como los centrales. La terapia conservadora consiste en el tratamiento farmacológico con amitriptilina, tramadol, carbamazepina, ketamina o morfina. Según las pruebas disponibles, se puede esperar algún efecto del tratamiento farmacológico. Cuando el tratamiento conservador fracasa, podría considerarse el tratamiento con radiofrecuencia pulsada del neuroma del muñón o del ganglio espinal (DRG) o la estimulación de la médula espinal (puntuación de evidencia 0). Estos tratamientos sólo deberían aplicarse en un diseño de estudio.