El divorcio no es fácil ni para los padres ni para los niños. Todos los miembros de la familia sienten una enorme sensación de pérdida y ansiedad. La familia, tal y como la conocen, ya no será la misma.
Para que los padres puedan ayudar a sus hijos de la mejor manera posible, necesitan trabajar con sus propias emociones, especialmente con la culpa común que sienten hacia sus hijos. Es útil que los padres reconozcan que la unión es una de las cosas más difíciles de hacer en el mundo y como resultado el divorcio ocurre en el 50% de todos los matrimonios. No es algo de lo que haya que avergonzarse. En muchos casos, es mejor para todos los implicados cortar una relación que está causando dolor. Los niños experimentan una gran ansiedad cuando viven con constantes discordias entre los padres. De hecho, en muchas situaciones, los niños se desenvuelven mejor cuando se relacionan a solas con cada uno de los padres en un ambiente más sano. Si los padres aceptan su decisión y la presentan como parte natural de la vida, pueden ayudar a sus hijos a superar las dificultades. He aquí algunas estrategias para afrontar los retos que se avecinan:
1. Explique el divorcio de forma sencilla y directa. Cuando sea posible, ambos padres deberían hablar sobre cómo explicar la situación y tener la discusión con los niños conjuntamente. Pueden explicar, por ejemplo: «Mamá y papá se pelean todo el tiempo y eso nos hace infelices a todos. Hemos decidido que lo mejor para todos es que vivamos en casas separadas»
2. Asegura a tus hijos que siempre tendrán el amor de ambos padres y explícales cómo funcionarán las cosas. Por ejemplo: «Pasarás un fin de semana sí y un jueves no con papá. El resto del tiempo estarás con mamá». En el caso de los niños pequeños, se puede jugar con el nuevo acuerdo con muñecos o peluches. Poner un calendario también ayuda a los niños a sentirse más seguros de que tendrán tiempo con sus dos padres.
3. Hable de las emociones que los niños sienten naturalmente en estas circunstancias. Puede explicarles: «Es normal que se sientan tristes y enfadados por el divorcio. Estos sentimientos son difíciles de afrontar en solitario. Cuando te sientas enfadado o triste díselo a mamá o a mí. Puedes decir ‘me siento triste’ o ‘necesito hablar’ y ‘te ayudaremos'». Anima a tus hijos a mantener un diálogo continuo contigo y demuéstrales que aceptas cualquier sentimiento que tengan. A veces los niños se guardan sus sentimientos porque no quieren disgustarte. Consulte a sus hijos con frecuencia preguntándoles: «¿Cómo te sientes con respecto al divorcio?»
4. Asegure a sus hijos que el divorcio no es culpa suya. Los niños tienden a ser «egocéntricos» y creen que su comportamiento o sus pensamientos son la causa de los malos acontecimientos. Necesitan saber que los adultos han tomado esta decisión basándose en su relación y que no tiene nada que ver con ellos.
5. Evite hablar mal del otro progenitor o culpar al individuo, aunque esté enfadado. Los niños quieren y necesitan a sus dos padres. Es fácil que experimenten un conflicto de lealtad y que se sientan mal, lo que impedirá un diálogo abierto. Los niños necesitan sentir que ambos padres son valiosos porque cada niño es un compuesto de sus dos padres.
6. Avise a sus hijos con suficiente antelación antes de que uno de los padres se mude. Funciona muy bien si los niños pueden visitar la segunda casa y saben dónde van a dormir cuando la visiten. Es estupendo involucrar a los hijos en la ayuda para amueblar el apartamento y traer algunas de sus posesiones.
Lo básico
- Los retos del divorcio
- Busque un terapeuta para sanar de un divorcio
7. Puede ser muy útil que trabajes con un experto en paternidad, o con un terapeuta familiar que tenga experiencia con el divorcio y pueda orientarte sobre cómo manejar las situaciones difíciles que se presentan. Los niños también ganan mucho si hablan con un terapeuta por su cuenta. A menudo son más libres de expresar sentimientos que creen que van a herir a sus padres.
8. Tenga en cuenta que cuando una familia está pasando por un divorcio, los niños pueden comportarse mal, retraerse o retroceder. No es raro que los niños mojen la cama o se nieguen a escuchar. Necesitarán más tiempo, apoyo y una comunicación abierta. Con el tiempo, estos síntomas se disiparán a medida que se adapten a los cambios. La planificación de algunos eventos familiares favorecidos dará a los niños la sensación de que la vida seguirá como siempre.
No hay duda de que un divorcio es duro para todos los implicados. Pero si los niños siguen sintiéndose queridos por ambos padres y los padres se esfuerzan por crear un entorno estable y tranquilo para sus hijos, los niños pueden salir bien parados de la situación. Con el tiempo, estarán más tranquilos al ver que todo se convierte en una rutina familiar.