Según la tradición, los orígenes de la ciudad se remontan a Xifonia, una misteriosa ciudad griega hoy completamente desaparecida. En la época romana, existía otra ciudad griega, Akis, que participó en las guerras púnicas. En las Metamorfosis de Ovidio, hay un gran amor entre Ā́cis, el espíritu del río Ā́cis, y Galatea, la ninfa del mar. Según la mitología, las lágrimas de Galatea tras la muerte de Ā́cis dieron origen al río Ā́cis, Fiume di Jaci, que pasa por Acireale (la antigua Akis o Acium). Los romanos llamaban a la ciudad Acium, y estaba en el camino principal de Catana a Tauromenium. Los romanos utilizaban las fuentes termales situadas aquí.
En la Edad Media, la ciudad se expandió alrededor del castillo (ahora parte de Aci Castello), conocido como Jachium bajo los bizantinos, como Al-Yāj (الياج) bajo los árabes y, más tarde, como Aquilia. En 1169, un gran terremoto dispersó a la población de tierra firme, dividida entre los numerosos distritos de Aci. A finales del siglo XIV se fundó otra Aquilia más al norte, creando el núcleo de la ciudad moderna. Lo único que queda de la Aquilia Nova («Nueva Aquilia») medieval es el portal de estilo gótico-lombardo de la iglesia de San Antonio (en italiano llamada «chiesa di Sant’Antonino di Padova»).
En el siglo XVI, el emperador Carlos V liberó a la ciudad de los vínculos feudales, creándola como comuna de la Corona. A finales del siglo XVI, la ciudad tenía entre 6.000 y 7.000 habitantes. El documento más antiguo que menciona el Carnaval de Acireale data de 1594. La ciudad amplió su papel como centro comercial (se le concedió el derecho a celebrar un Mercado Libre o Fiera Franca) y recibió numerosos edificios nuevos.
Acireale estuvo a punto de ser destruida por un terremoto en 1693, que detuvo sustancialmente su crecimiento económico. Durante la Expedición de los Mil (1861), que liberó a Sicilia del Reino de Nápoles, Acireale fue la primera ciudad en rebelarse contra los Borbones. En 1941, fue bombardeada por los aliados, lo que provocó numerosas víctimas civiles.