Los anticuerpos son proteínas que las células inmunitarias producen para bloquear los virus y otros agentes infecciosos. En el caso del VIH, las personas infectadas suelen producir anticuerpos contra el virus. Pero como el virus muta y se replica rápidamente, los anticuerpos son en gran medida ineficaces para controlar el virus. Sin embargo, tras años de infección, algunas personas producen anticuerpos muy potentes llamados anticuerpos ampliamente neutralizantes (bnAbs) que, en las pruebas de laboratorio, son capaces de neutralizar una amplia variedad de cepas del VIH. La identificación de estos anticuerpos ha transformado el campo de la investigación sobre la prevención del VIH por dos razones: proporciona información para guiar el diseño de vacunas que podrían provocar bnAbs para la protección, y ha abierto la puerta a una nueva modalidad de prevención: la administración de bnAbs contra el VIH para prevenir la infección.
La administración de anticuerpos para prevenir la infección se conoce como inmunización pasiva, en contraste con la inmunización activa, que se produce como resultado de la vacunación (véase el gráfico, abajo). Mientras que una vacuna «entrena» al sistema inmunitario para que genere anticuerpos y otras respuestas inmunitarias, la inmunización pasiva requiere que los anticuerpos se administren directamente en el organismo mediante infusiones o inyecciones. Esta protección es temporal y, en el caso de la prevención del VIH, tendría que administrarse periódicamente mientras el sujeto siga estando en riesgo.
En contraste con los campos de la oncología y la reumatología, en los que los avances en el uso terapéutico de los anticuerpos monoclonales (mAbs) han sido revolucionarios, solo una enfermedad infecciosa -el ántrax- es actualmente tratable mediante una terapia mAb autorizada (NEJM 378; 16; 2018). Y solo un anticuerpo monoclonal antiviral está autorizado en los EE. UU. Se administra para la prevención del virus sincitial respiratorio en bebés prematuros.
Pero los bnAbs específicos del VIH podrían tener un papel en el tratamiento, la prevención o incluso la curación del VIH. Y los avances tecnológicos han permitido a los investigadores optimizar los anticuerpos para hacerlos más potentes y duraderos, y producirlos fuera del cuerpo humano.
Algunos bnAbs específicos del VIH ya se están probando en ensayos clínicos, tanto para la prevención como para el tratamiento. En la actualidad, la IAVI patrocina cuatro ensayos clínicos de bnAbs contra el VIH.
Como complemento al desarrollo preclínico y clínico de los bnAbs, la IAVI y sus socios están trabajando para garantizar que los bnAbs, una vez que se demuestre su eficacia, sean accesibles de forma rápida, global y asequible para las personas que los necesitan.
Los socios están logrando esto mediante:
- La incorporación de las preferencias de los usuarios y las necesidades de las comunidades locales en los planes de desarrollo de productos desde el principio del proceso de desarrollo.
- Trabajando con fabricantes de bajo coste y apoyando las innovaciones en la producción y la entrega.
- Colaborar con los organismos reguladores y los responsables políticos de todo el mundo para garantizar que existan vías para el rápido registro, adopción y distribución de bnAbs.
- Ampliar las asociaciones público-privadas para desarrollar y comercializar anticuerpos asequibles para un acceso global y sostenible.
Los anticuerpos preventivos, si son eficaces, aumentarán las estrategias de prevención del VIH existentes y ayudarán a limitar la propagación del virus hasta que se desarrolle una vacuna.