El cortometraje sigue a un anciano Ezio, que vive una vida apacible en la campiña toscana con su esposa Sofia y sus hijos Flavia y Marcello y escribe sus memorias. Un día aparece una desconocida, una asesina china llamada Shao Jun, que acude a Ezio en busca de conocimientos sobre su vida como asesino. Aunque Ezio prefiere que Jun no se quede, debido a su deseo de dejar atrás sus días como Asesino, Sofía le permite pasar la noche. Al día siguiente, Ezio sorprende a Jun leyendo sus memorias y le pide que se vaya, pero cede después de que ella le pregunte sobre lo que significa ser un Asesino. Durante un viaje a Florencia, Ezio cuenta la historia de cómo su padre y sus hermanos fueron ejecutados en la plaza de la ciudad, lo que le obligó a convertirse en Asesino, y cómo esa vida se define por el dolor que conlleva y causa. Al salir, los dos son atacados por un extraño, que parece ser también de origen asiático. Después de matarlo, Jun revela que era una antigua concubina, que ahora huye de los sirvientes del emperador chino Zhengde, y explica cómo su antiguo amo la rescató de su influencia. Tras regresar a su casa, Ezio le dice a Sofía y a sus hijos que se vayan, sabiendo que vendrán otros. A continuación, enseña a Jun la clave para liberar a su pueblo de la influencia del Emperador. Más tarde, esa misma noche, la villa de Ezio es atacada por más enemigos de Shao Jun y, tras una pelea, consigue eliminarlos a todos. A la mañana siguiente, Ezio le entrega a Shao Jun una pequeña caja y le dice que puede ser útil algún día, pero sólo si «pierdes el rumbo». Luego la despide mientras dos jinetes aparecen en la villa. Un tiempo después, Ezio viaja a Florencia con su esposa Sofía y su hija Flavia, a pesar de sufrir problemas cardíacos. Mientras descansa en un banco y tras mantener una breve conversación con un joven con una cicatriz en la cara, similar al tipo de hombre que solía ser, exhala y muere a la vista de su familia. La película finaliza con la lectura de una última carta de Ezio a Sofía, en la que dice que, de todas las cosas que le mantuvieron en pie a lo largo de la vida, el amor por el mundo que le rodeaba era la más fuerte de todas.