Mi hijo empieza hoy la escuela. Todo va a ser extraño y nuevo para él durante un tiempo y me gustaría que lo tratara con delicadeza. Es una aventura que puede llevarle a cruzar continentes. Aventuras que probablemente incluyan guerras, tragedias y penas. Vivir esta vida requerirá fe, amor y coraje.
Así que querido Maestro, ¿podrías por favor tomarle de la mano y enseñarle las cosas que tendrá que saber, enseñándole – pero con suavidad, si puedes. Enséñale que por cada enemigo hay un amigo. Tendrá que saber que no todos los hombres son justos, que no todos los hombres son verdaderos. Pero enséñale también que por cada canalla hay un héroe, que por cada político torcido, hay un líder entregado.
Enseña si puedes que 10 centavos ganados tienen mucho más valor que un dólar encontrado. En la escuela, maestro, es mucho más honroso fracasar que hacer trampa. Enséñale a aprender a perder con gracia, y a disfrutar de la victoria cuando gane.
Enséñale a ser amable con la gente, duro con la gente dura. Aléjalo de la envidia si puedes y enséñale el secreto de la risa tranquila. Enséñale, si puedes, a reír cuando esté triste, enséñale que no hay vergüenza en las lágrimas. Enséñale que puede haber gloria en el fracaso y desesperación en el éxito. Enséñale a burlarse de los cínicos.
Enseña si puedes las maravillas de los libros, pero también dale tiempo para reflexionar sobre el extremo misterio de los pájaros en el cielo, las abejas en el sol y las flores en una verde colina. Enséñale a tener fe en sus propias ideas, aunque todos le digan que están equivocadas.
Intenta darle a mi hijo la fuerza para no seguir a la multitud cuando todos lo hacen. Enséñale a escuchar a todos, pero enséñale también a filtrar todo lo que oye en una pantalla de verdad y a tomar sólo lo bueno que llega.
Enséñale a vender sus talentos y cerebros al mejor postor, pero nunca a ponerle precio a su corazón y a su alma. Que tenga el valor de ser impaciente, que tenga la paciencia de ser valiente. Enséñale a tener una fe sublime en sí mismo, porque entonces siempre tendrá una fe sublime en la humanidad, en Dios.
Esta es la orden, maestro, pero ve lo mejor que puedes hacer. Es un niño tan bueno y es mi hijo.