Las placas tectónicas se forman y se separan en las dorsales oceánicas medias. Una parte de este proceso de separación de placas puede producirse por el estiramiento de la corteza, dando lugar a un complejo patrón de fallas extensionales. Se cree que las colinas abisales, los rasgos topográficos más omnipresentes en la Tierra(1), son un producto de este proceso de fallas(2,3). En este modelo, se desarrolla un valle axial en el que se concentra la mayor parte de la actividad de las fallas. La topografía «congelada» generada por las fallas, que sale del valle axial, es visual y estadísticamente similar a las colinas abisales observadas en muchas crestas de extensión más lenta. Las fallas parecen ser reemplazadas por nuevas fallas porque su desplazamiento cambia el campo de tensiones local, Por lo tanto, no necesitamos una variación temporal en el magmatismo, como requieren algunos modelos anteriores(4-6), para controlar el espaciado o el desplazamiento de las fallas. Los resultados de nuestro modelo sugieren, en cambio, que la irregularidad del relieve de las colinas abisales puede ser el resultado de un estado de tensión crítico autoorganizado en los centros de propagación.