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Una amiga empezó a darle a su hijo de 3 meses papillas de arroz y puré de manzana. Mi hijo tiene solo 2 semanas menos que el suyo, y me pregunto si yo también debería empezar a darle sólidos pronto. ¿Cuándo debería comenzar?
– Taylor
El mejor momento para incorporar los alimentos sólidos a la dieta de su bebé es cuando ya haya desarrollado las habilidades necesarias para comer. Los médicos recomiendan que las madres que amamantan a sus bebés esperen hasta que sus pequeños tengan 6 meses de edad.
Pero a veces los bebés están preparados para los alimentos sólidos un poco antes de esta edad. ¿Cómo lo puede saber? Para comer, los bebés deben tener un buen control del cuello y de la cabeza y deben ser capaces de sentarse en una silla de patas altas. Esto no suele ocurrir hasta que tienen entre 4 y 6 meses de edad.
Además, si intenta alimentar a su hijo con sólidos antes de esta edad, es posible que note que su pequeño escupe los alimentos en cuanto usted se los introduce en la boca. Los bebés empiezan a perder este reflejo natural de protrusión lingual entre los 4 y los 6 meses de edad, lo que hace que les resulte más fácil empezar a comer alimentos sólidos.
Otros indicadores de que los bebés están preparados para comer alimento sólidos:
- Están interesados por los alimentos. Por ejemplo, observan cómo comen los demás, tratan de alcanzar la comida y abren la boca cuando les acercan la comida.
- Tienen las aptitudes orales motrices necesarias para mover los alimentos hacia la garganta y tragárselos.
- Suelen pesar el doble de lo que pesaban al nacer, o casi el doble.
Espere hasta que su bebé tenga por los menos 4 meses y muestre estos signos de estar preparado antes de introducir los alimentos sólidos en su dieta. Los bebés que empiezan a comer alimentos sólidos antes de los 4 meses de edad presentan un mayor riesgo de desarrollar obesidad y otros problemas más adelante. Además, no tienen la coordinación necesaria para tragar alimentos sólidos con seguridad y podrían atragantarse con la comida y sufrir asfixia por aspiración (inhalarla hacia los pulmones).
¿Cómo debo introducir los alimentos sólidos?
Cuando sea el momento adecuado, empiece a darle a su bebé papillas de un solo cereal enriquecido con hierro. El primer cereal que se introducía tradicionalmente era el arroz, pero puede empezar con el cereal que usted prefiera. Empiece con 1 o 2 cucharadas de papilla del cereal mezcladas con leche materna, de fórmula o agua.
Otra buena opción consiste en darle carne rica en hierro tamizada o en puré. Alimente a su bebé con una cuchara pequeña para bebés, y no añada nunca cereales al biberón, a menos que su médico se lo recomiende.
En esta etapa, los alimentos sólidos se deben dar después de amamantar al bebé, no antes. Así, su bebé se llenará con la leche materna, que debe ser su principal fuente de nutrición hasta que cumpla un año.
Cuando su bebé se acostumbre a comer su primer alimento, introduzca otros alimentos, como puré de frutas, verduras, legumbres (como las alubias o las lentejas) o yogur. Espere unos pocos días antes de introducir un nuevo alimento para asegurarse de que el bebé no presenta una reacción alérgica.
Los expertos recomiendan empezar a introducir los alérgenos alimentarios (sustancias que provocan reacciones alérgicas) más frecuentes en la dieta del bebé cuando este tenga entre 4 y 6 meses de edad. Aquí también se incluyen los bebés con antecedentes familiares de alergias alimentarias. Antes se creía que a este tipo de bebés no se les debía dar alimentos alergénicos, como huevos, cacahuetes y pescado, hasta que cumplieran un año. Pero estudios recientes sobre este tema sugieren que esperar hasta el año podría hacer más probable que el bebé desarrollara alergia a esos alimentos.
Ofrézcale estos alimentos a su bebé en cuanto su pequeño empiece a comer alimentos sólidos. Asegúrese de servírselos de formas que le resulten fáciles de tragar. Por ejemplo, puede darle pequeñas cantidades de mantequilla de cacahuete mezcladas con puré de frutas o con yogur, o huevos revueltos.
Los jugos de frutas no son recomendables para los bebés. El jugo de frutas no es bueno para la salud ni siquiera para los bebés mayores. El jugo puede llenar al bebé (dejando muy poco espacio para alimentos más nutritivos), favorecer la obesidad, causar diarrea e, incluso, hacer que su bebé tenga un riesgo más elevado de desarrollar caries cuando le empiecen a salir los dientes.