Se denomina conducta a un tipo de comportamiento recurrente en el tiempo y que puede considerarse estrechamente vinculado con la personalidad de quien lo ostenta. La conducta puede ser buena o mala según incurra en circunstancias beneficiosas o perjudiciales para las demás personas. Cuando un tipo de conducta recurrente consiste en un beneficio tanto para quien la muestra como para los demás, puede hacerse referencia a una virtud; por el contrario, cuando un tipo de conducta tiene consecuencias negativa para quien la mantiene como también para terceros, puede hacerse referencia a un vicio. Otra forma de hacer mención a una conducta es bajo el concepto de hábito, esto es, un determinado comportamiento que guarda una cierta recurrencia en el tiempo.
Moldear una conducta en ocasiones no resulta fácil. En efecto, el ambiente, las disposiciones naturales, la influencia de circunstancias excepcionales, hacen que en determinadas ocasiones sea un verdadero problema reflejar conductas lo más conveniente posibles. No obstante, su desarrollo es de enorme importancia puesto que de alguna manera estas guardan relación con el futuro de la persona en cuestión. En efecto, generar buenos hábitos es fundamental y de enorme relevancia para que un ser humano se desarrolle de la mejor forma posible. Un fracaso en esta tarea y las consecuencias pueden ser desastrosos. Al hecho de intentar generar conductas positivas recurrentemente se lo denomina proactividad y guarda relación ineludible con la posibilidad de generar beneficios tanto propios como para los demás.
La conducta en los más pequeños suele ser considerada por los padres como un tema de importancia y ciertamente lo es. No obstante, como en los cortos años de infancia se carece de una razón desarrollada como para tomar conciencia de la importancia d vigilar los malos comportamientos, puede decirse que los factores ambientales tienen una preponderancia más que relevante en la conducta que muestran los niños. En efecto, si un infante se cría en un contexto de afecto y apoyo es más probable que desarrolle una conducta equilibrada; caso contrario, puede mostrar problemas en este sentido, problemas que lamentablemente pueden tener consecuencias en el futuro cuando si se mantienen persistentes.
Para finalizar, es importante también señalar que la conducta que una persona muestra cotidianamente tiene grandes consecuencias en la confianza que los demás le profesan. En este sentido, cualquier comportamiento que dé cuenta de una coherencia entre lo que se dice y lo que se lleva a la práctica conllevará el beneplácito ajeno y la consecuente generación de confianza.