La democracia absoluta es una forma hipotética de gobierno que presenta un extremo de poder ejercido directamente por los ciudadanos.
No debe confundirse con la «democracia del poder» que se encuentra en el sistema político suizo (en el que las actividades electivas para el ajuste de los asuntos sociales/políticos son más frecuentes que en otras democracias).
La democracia absoluta presenta el riesgo de que se prioricen los intereses de la mayoría mientras que las necesidades de cualquier minoría pueden ser ignoradas. Aunque la democracia en general se esfuerza por contentar al pueblo, la democracia absoluta carece de protecciones que permitan a la minoría ser escuchada o reconocida.
Como explica Francis Devine en «Absolute Democracy or Indefeasible Right: Hobbes Versus Locke», existía una tensión en la política estadounidense entre la democracia absoluta y el liberalismo. Devine explica el liberalismo como «la insistencia en que ciertas libertades humanas básicas no pueden ser restringidas».
La democracia absoluta carece de las protecciones habituales en los sistemas democráticos modernos. Por ejemplo, en una democracia absoluta no se requiere una «supermayoría» para votar sobre cualquier asunto (es decir, todos los asuntos pueden decidirse con un simple 50% de los votos). La exigencia de una supermayoría sería un límite a la democracia, mientras que las democracias absolutas se caracterizan por la ausencia de tales límites. Como resultado, las políticas pueden no ser estables o a largo plazo, porque todo está bajo el escrutinio de los votantes y puede ser revocado con una simple mayoría de votos.