El despeje crónico de la garganta es un síntoma de muchas condiciones diferentes que van desde el goteo post-nasal a la sinusitis crónica y el reflujo ácido. El reflujo gástrico es el reflujo del contenido del estómago y del ácido gástrico desde el estómago hacia el esófago, el tubo que conecta la garganta con el estómago. El ácido gástrico puede dañar el esófago y causar irritación. Con la exposición crónica al ácido gástrico, los afectados sienten síntomas de indigestión y acidez. Estos síntomas se deben a un trastorno común conocido como ERGE, o enfermedad por reflujo gastroesofágico.
Más allá de la ERGE y hasta la garganta
A veces, el reflujo de los ácidos estomacales va más allá del esófago, llegando hasta la laringe y la garganta y, a veces, hasta la nariz y los senos paranasales. A medida que el reflujo avanza, hay muchos síntomas asociados, como ronquera, goteo posnasal, un nudo en la garganta, dolor, falta de aire, dificultad para tragar, tos crónica y, el más común, carraspeo excesivo.
Este síndrome se denomina reflujo laringofaríngeo o RPL. Las personas que padecen LPR pueden no experimentar ardor de estómago e indigestión porque el ácido del estómago va más arriba del esófago. Las personas que padecen RPL pueden experimentar una serie de síntomas, unos pocos o muchos. Debido a que estos síntomas pueden quedar enmascarados, el RPL se denomina a menudo «reflujo silencioso».
Diagnóstico del reflujo silencioso/RPL
Dado que existen muchas causas de carraspeo, el reflujo silencioso puede quedar a veces sin diagnosticar. Si experimenta alguno de los síntomas, especialmente el carraspeo, consulte a un otorrinolaringólogo. El diagnóstico de RPL no es doloroso. Por lo general, se introduce un endoscopio flexible a través de la nariz hasta la garganta, lo que permite al otorrinolaringólogo ver el revestimiento de la garganta. El ácido estomacal hace que el revestimiento irritado se enrojezca y, a veces, hay indicios de daños. La garganta es mucho más sensible al ácido estomacal que el esófago, por lo que incluso una pequeña cantidad de ácido puede causar irritación y carraspeo crónico.
Aliviar los síntomas
La forma más eficaz de disminuir los síntomas y ayudar a tratar la RPL es una modificación de la dieta. Muchos alimentos provocan el reflujo, como los cítricos, los tomates, las cebollas, los alimentos grasos y los que contienen cafeína. El alcohol, especialmente el vino tinto, y la nicotina también aumentan los síntomas.
Perder peso y aliviar el estrés también puede ser útil. El horario de las comidas también es importante. Se recomienda a los pacientes que eviten comer de dos a tres horas antes de acostarse para reducir los síntomas nocturnos.
Algunos pacientes pueden necesitar tomar un inhibidor de la bomba de protones (IBP), como Nexium, Aciphex, Protonix, media hora antes del desayuno cada mañana. Otros pacientes pueden tener que tomar un medicamento adicional, como un bloqueador H2 (Zantac). En algunos casos, el tratamiento es necesario durante varias semanas, y en otros, se necesita una terapia a largo plazo para controlar los síntomas.
A medida que pasa el tiempo, con el tratamiento adecuado y adaptado, los síntomas pueden disminuir. Siempre es importante mantener a su médico al corriente de todos sus síntomas, para poder ajustar los tratamientos según sea necesario. Tenga especial cuidado en alertar a su médico de todos sus síntomas y de su gravedad, incluso si cree que pueden no estar relacionados. Por ejemplo, algunos casos de RPL provocan dolor de oído y congestión nasal.