¿Alguna vez te ha costado «encajar» en algún sitio? Ya sea en la escuela o en el trabajo, en un nuevo grupo de amigos, o incluso en tu propia familia, todos podemos relacionarnos con el hecho de sentirnos inaceptados en un momento u otro. Por otra parte, muchos de nosotros podemos pensar en un momento en el que nos costó aceptar a otra persona.
La aceptación es la capacidad de ver que los demás tienen derecho a ser sus propias personas únicas. Eso significa tener derecho a sus propios sentimientos, pensamientos y opiniones. Cuando aceptas a las personas por lo que son, dejas de lado tu deseo de cambiarlas. Les dejas sentir lo que quieren sentir, les dejas ser diferentes y pensar distinto a ti. Todo el mundo es diferente de una forma u otra. Una vez que comprendes esta verdad, puedes dejar de intentar convertirlos en las personas que quieres que sean y empezar a aceptarlos por lo que son.
La aceptación de los sentimientos de los demás no es fácil cuando las personas actúan de forma diferente a la nuestra. A todos nos cuesta aceptar a los que son diferentes. Si aprendemos la habilidad de la empatía, seremos más capaces de entendernos a nosotros mismos y a los que son diferentes a nosotros. He aquí cinco estrategias para aprender a aceptar a los demás:
1. No intentes controlar los sentimientos de los demás. ¿Alguna vez has tratado de ayudar a otras personas con un problema que tenían, pero sentías que no importaba lo que dijeras, no podías llegar a ellos? Tal vez intentaste que «vieran las cosas a tu manera» o que «pensaran más racionalmente». Al final, no pudieron aceptar tu forma de pensar. Bueno, lamento decírtelo, pero el problema no estaba en las personas a las que intentabas ayudar, sino en tu enfoque para ayudarlas.
Con los sentimientos, no hay una respuesta correcta o incorrecta. Por lo tanto, en lugar de intentar controlar o cambiar los sentimientos de los demás, debes aceptar sus sentimientos. Debemos permitir que las personas tengan sentimientos sin decirles cómo deben sentirse. Las personas empáticas entienden que los sentimientos son difíciles de controlar y aceptan los sentimientos de las personas por lo que son.
2. Permitir que los demás sean diferentes. Qué aburrida sería la vida si todos fueran exactamente iguales a los demás en el mundo? Si todo el mundo tuviera el mismo aspecto, la misma personalidad, los mismos intereses y las mismas experiencias, perderíamos rápidamente el interés por los demás. Por suerte, cada uno de nosotros tiene un conjunto único de cualidades y características que nos hacen diferentes. Aunque sabemos que estas diferencias son para bien, a veces nos sentimos incómodos con ellas. Intentamos cambiar a las personas que son diferentes o las evitamos o ignoramos.
Ser empático significa tener la mente abierta y aceptar estas diferencias únicas. La próxima vez que estés cerca de alguien que parezca tu polo opuesto, desafíate a conocer mejor a esa persona. Averigua más sobre él o ella y saldrás de la conversación con la sensación de que no sois tan diferentes como quizás pensabas al principio. Te sentirás más cerca de la persona y, como resultado, serás mucho más capaz de empatizar con ella.
3. Dar consejos reflexivos. Una vez que aprendas a conceder a los demás el derecho a sus propios sentimientos y les permitas ser diferentes, serás más capaz de dar un consejo reflexivo y significativo. ¿Alguna vez has tratado de hablar con otras personas sobre tus problemas, sólo para que te den un terrible consejo a cambio? Te responden de una manera que te hace preguntarte si han escuchado algo de lo que has dicho. Probablemente esas personas sí estaban escuchando, pero no pensaron mucho en sus respuestas. O han dejado que sus propios sentimientos se interpongan a los tuyos. Para mostrar empatía, hay que aprender a aconsejar de una manera que esté en consonancia con los sentimientos, las características y la personalidad únicas de los demás.
4. No te apresures a juzgar. No te apresures a juzgar. Es fácil mirar a los demás y señalar sus defectos. A veces juzgamos y criticamos a las personas sin darnos cuenta. La respuesta más desafiante y empática sería señalar lo bueno de cada persona. Cuando aceptamos a los demás tal y como son, significa que entendemos que están haciendo lo mejor que pueden hacer en ese momento. Recuerda que si pudieran hacerlo mejor, lo harían.
5. Intenta no comparar. La clave para aceptar a las personas como son es aprender a no comparar. Tratar de comparar una persona única con otra es como tratar de comparar manzanas con naranjas. Por desgracia, todos lo hacemos. Nos comparamos a nosotros mismos con los demás, y comparamos a otras personas con algún estándar. Theodore Roosevelt dijo una vez: «La comparación es el ladrón de la alegría». Lo que quiso decir es que nunca seremos felices si nos comparamos constantemente con los demás, porque siempre habrá alguien que sea mejor, más inteligente o más rico. En cambio, debemos aceptar que cada persona está en un camino diferente en la vida.
La próxima vez que tengas problemas para aceptar a alguien, recuerda estas cinco estrategias. Utilizarlas te ayudará a relacionarte con la persona y a ser más empático. Cuando practiques la aceptación de los demás, podrás convertirla en un hábito. Y cuando hagas de la aceptación un hábito en tu vida, te convertirás en una persona más positiva y feliz.
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