¿Sabías que los humanos, los ratones, los monos y otros mamíferos experimentan dos pubertades?
Es la segunda la que sin duda conoces. En un proceso que se inicia en los primeros años de la adolescencia, los chicos y las chicas se inundan de hormonas producidas por sus glándulas sexuales. El resultado es una transformación mental y física. A los chicos les crece el vello facial, desarrollan una voz más grave y duplican su músculo esquelético. Los pechos de las chicas se agrandan y sus caderas se ensanchan. Tanto a los niños como a las niñas les crece el vello púbico, se vuelven sexualmente fértiles, adquieren un olor corporal «adulto» y, en general, molestan a sus padres.
Pero más de una década antes de esta segunda pubertad, la que se narra una y otra vez en las películas sobre la mayoría de edad, existe una primera pubertad, la llamada «minipubertad». Descrita originalmente en los años 70, los científicos siguen trabajando hoy en día para entenderla. Esto es lo que saben: Aproximadamente una o dos semanas después del nacimiento, los niños y niñas recién nacidos experimentan una oleada de hormonas, un proceso conocido como oleada endocrina postnatal. La hormona luteinizante y la testosterona dominan la minipubertad masculina, mientras que la hormona foliculoestimulante y el estradiol (estrógeno) marcan la minipubertad femenina. El proceso dura entre cuatro y seis meses en los niños y un poco más en las niñas, y concluye con la disminución de los niveles hormonales hasta alcanzar los niveles típicos de la infancia.
No está claro por qué se produce la minipubertad, pero sí los cambios corporales que provoca. En un comentario publicado recientemente en la revista Pediatrics, los pediatras de la Universidad de Oklahoma Kenneth Copeland y Steven Chernausek describen algunos de ellos.
«Los efectos resultantes en los órganos reproductores incluyen el crecimiento testicular, del pene y de la próstata en los chicos, el aumento del tamaño del útero y de las mamas en las chicas, y el desarrollo de las glándulas sebáceas y del acné en ambos sexos»
Según un estudio reciente, el aumento de la testosterona que experimentan los chicos durante esta fase probablemente explique por qué los chicos adolescentes son un poco más altos que las chicas. El aumento también explica aproximadamente el quince por ciento de la diferencia de altura entre los hombres y las mujeres adultos.
Las investigaciones demuestran cada vez más que la minipubertad es un momento delicado del desarrollo, que actúa como una especie de «prueba de esfuerzo» para el sistema endocrino, que lo acelera para garantizar su funcionamiento de por vida. También prepara a los tejidos objetivo -en particular al sistema reproductivo- para el crecimiento y la maduración más adelante. Por último, y de forma más controvertida, la minipubertad puede ser un momento en el que se imprimen la orientación sexual y el comportamiento, y las hormonas desempeñan un papel determinante. Numerosos estudios demuestran esta afirmación en animales, pero se carece de investigaciones en humanos.
La minipubertad no es tan llamativa como su hermana mayor, más madura, pero sus efectos pueden ser igual de importantes. Sin duda, nuevas investigaciones revelarán su enorme papel en el desarrollo humano.
(Sandra J. Milburn/The Hutchinson News via AP)