El aspecto de las arterias coronarias es normal en el 20-30% de las coronarografías, realizadas en pacientes con dolor torácico y/o pruebas cardiológicas no invasivas positivas. La explicación sencilla de este hecho es la presencia de enfermedades que pueden afectar a la perfusión coronaria por un mecanismo independiente del diámetro de las arterias coronarias principales. Una de ellas es la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE). La presencia de síntomas de ERGE en la población general afecta a un 30-40% de los individuos, mientras que el reflujo no fisiológico se constata en un 50-65-85% de los pacientes con enfermedad coronaria (EC). Esto significa que la ERGE es dos veces más frecuente en los pacientes con cardiopatía isquémica que en la población general. Una de las explicaciones de la mayor frecuencia de aparición del reflujo gastroesofágico en los pacientes con cardiopatía isquémica es el efecto adverso de los fármacos utilizados en el tratamiento de las enfermedades cardiológicas. Por otra parte, uno de los posibles mecanismos que explican la influencia de las alteraciones esofágicas en la aparición de la hipoperfusión coronaria puede ser su control neurológico común de las funciones. Se trata de tres aspectos: los reflejos vagales (reflejo esofágico-cardíaco), las alteraciones del equilibrio del sistema nervioso autónomo y los cambios en el umbral de percepción del dolor visceral. El reflejo visceral puede combinar la ERGE y la CC con el mecanismo del círculo vicioso: el reflujo gastroesofágico ácido a través del reflejo vagal puede provocar una hipoperfusión coronaria, y los productos del metabolismo anaeróbico de los cardiomiocitos pueden provocar la relajación del esfínter esofágico inferior, facilitando el reflujo. Otro mecanismo que conecta la ERGE y la cardiopatía isquémica es la inflamación causada por la infección por Helicobacter pylori. La relación entre la patología del tracto digestivo y la evolución, así como la progresión y las complicaciones de la aterosclerosis, junto con la similitud de la presentación clínica, implican la necesidad de un diagnóstico preciso de las causas del dolor torácico y la precaución en la interpretación de los resultados de los exámenes de laboratorio.