Se comparó retrospectivamente la precisión diagnóstica de los estudios de ecografía abdominal (US), tomografía computarizada (CT) y resonancia magnética (MRI) realizados en el mismo individuo para determinar el rendimiento relativo de estas modalidades en la evaluación de los procesos de enfermedad, derivados de los diferentes sistemas de órganos intraabdominales. Revisamos retrospectivamente todos los códigos de procedimiento acumulados por nuestra sección de imagen abdominal durante un período de 1 año para determinar cuántos pacientes se sometieron a los tres procedimientos de imagen en nuestra institución en un intervalo de 2 semanas. A continuación se evaluaron estos casos para determinar (1) el sistema orgánico primario de afectación de la enfermedad, (2) el diagnóstico final y (3) la modalidad de imagen que proporcionó la información más precisa en la que se basó el tratamiento médico adecuado. Los hallazgos de imagen se determinaron mediante la revisión de los informes de diagnóstico, y el tratamiento médico se determinó mediante la revisión de la historia clínica. Dos mil seiscientos noventa y cinco pacientes se sometieron a una ecografía, 4.394 a un TAC y 872 a una RMN para investigar la enfermedad abdominal. De estos 5.126 pacientes, 26 se sometieron a una evaluación secuencial de ecografía, TC y RM en un intervalo de dos semanas. El tratamiento clínico adecuado se basó en los hallazgos de la ecografía en 12/26 casos (46%; IC 95%: 27-67%), en los hallazgos de la TC en 16/26 casos (62%; IC 95%: 41-80%) y en los hallazgos de la RM en 24 casos (92%; IC 95%: 75-99%). Se encontraron diferencias significativas a la hora de dirigir el tratamiento clínico adecuado cuando se compararon las precisiones diagnósticas relativas de la RM con la US (p = 0,0003) y de la RM con la TC (p = 0,009). Sin embargo, las diferencias no fueron significativas al comparar la TC con la US (p = 0,27). Todos los diagnósticos finales de un determinado paciente se determinaron con exactitud por US en 7/26 casos (27%), por CT en 10/26 casos (38%) y por MRI en 23/26 casos (88%). Cuando se analizaron los diagnósticos individuales (61 en total), la ecografía detectó 33 de las 61 (54%) anomalías, la TC detectó 41 (67%) anomalías y la RM detectó 51 (84%) anomalías. La ecografía caracterizó correctamente 32 (52%) anomalías, la TC caracterizó correctamente 36 (59%) anomalías y la RMN caracterizó correctamente 49 (80%) anomalías. La ecografía, la TC y la RM diagnosticaron correctamente el proceso de la enfermedad en 3 de 12 (25%), 3 de 12 (25%) y 10 de 12 (83%) pacientes, respectivamente, con enfermedad hepática; 2 de 9 (22%), 6 de 9 (66%) y 9 de 9 (100%) pacientes, respectivamente, con enfermedad pancreática; 17 de 17 (100%), 8 de 17 (47%) y 10 de 17 (58%) pacientes, respectivamente, con enfermedad de la vesícula biliar; 2 de 8 (25%), 5 de 8 (63%) y 5 de 8 (63%) pacientes, respectivamente, con enfermedad renal; 0 de 3 (0%), 2 de 3 (66%) y 3 de 3 (100%) pacientes, respectivamente, con enfermedad suprarrenal; y 8 de 12 (75%), 12 de 12 (100%) pacientes con líquido libre intraperitoneal. Nuestros resultados proporcionan nueva información sobre los beneficios relativos de la ecografía, la TC y la RM para la investigación de las enfermedades abdominales en nuestra institución. Estos datos iniciales sugieren que la ecografía proporciona los diagnósticos más precisos en la investigación de la enfermedad de la vesícula biliar; la RM proporciona los diagnósticos más precisos en la investigación de la enfermedad hepática, suprarrenal y pancreática; y la TC o la RM pueden ser el primer estudio de imagen más apropiado para la detección de la enfermedad renal.