La cuestión de cómo afrontar Halloween -si participar o no, y en caso de hacerlo, cómo- es algo que se discute a menudo entre los padres judíos cuando se acerca la fiesta. La tradición judía reformista nos guía para tomar decisiones basadas en la «elección informada». Es un proceso saludable a través del cual se pueden tomar muchas decisiones en la vida por las razones «correctas». En estos días, a menudo estamos atrapados en el ritmo promocional de la celebración y la observancia de las fiestas seculares. Tomarse un tiempo para pensar en el significado real, la lección y el propósito de cómo gastamos nuestro precioso tiempo y dinero en familia es el centro de la cuestión.
Aquí hay algunos datos que nos ayudan a entender algunos de los mensajes inherentes a Halloween:
- Halloween fue originalmente un día católico de celebración en honor a los santos, adoptado en el siglo V en la Irlanda celta como el fin oficial del verano y el Año Nuevo celta.
- El «truco o trato» evolucionó a partir de una combinación de la costumbre celta irlandesa y una costumbre europea del siglo IX llamada «souling». Los primeros cristianos iban de pueblo en pueblo pidiendo «pasteles de alma». Cuantos más pasteles recogían, más oraciones prometían rezar por los familiares difuntos de quienes les daban los pasteles.
- El conocido Jack, de Jack-o-lantern, era un borracho y embaucador involucrado en un problemático acuerdo con Satanás.
- Las familias estadounidenses gastan millones de dólares cada año en la compra de disfraces y caramelos y decoraciones con el fin de proporcionar a los niños una tarde/noche de diversión.
- Los niños menores de 8 años pueden tener dificultades para distinguir entre la realidad y la fantasía. Tener encuentros visuales con algunas máscaras horripilantes, criaturas sin rostro o distorsionadas y similares puede causar un miedo real y duradero en los niños pequeños. Podría considerarse contraproducente exponer a los niños pequeños a tales imágenes. Por lo tanto, es una buena idea ser reflexivo a la hora de elegir los disfraces.
Aquí tienes algunas sugerencias para elegir lo que mejor puede funcionar para tu familia:
- Convoca una reunión familiar y cread juntos una lista de cuatro columnas con palabras o dibujos: «Lo que nos gusta de Halloween», «Lo que no nos gusta de Halloween», «Lo que es útil para los demás sobre Halloween» y «Lo que es potencialmente perjudicial para los demás sobre Halloween». Todos los miembros de la familia tienen el mismo número de oportunidades para contribuir a la tabla. Después de compartir las ideas de todos, tomad juntos algunas decisiones sobre cómo vais a participar conscientemente en los eventos de este año. Sed creativos y atrevidos, sabiendo que puede ser diferente del año pasado y que siempre se puede reconsiderar el año que viene.
- Como familia, haced una lista de la cantidad de dinero que normalmente gastaríais en disfraces, decoraciones y caramelos. Sumad vuestras estimaciones (¡también hay una lección de matemáticas en esta actividad!) y comprobad cuánto costará Halloween a la familia. Discutid las alternativas para este año y haced una lluvia de ideas sobre diferentes formas de distribuir ese dinero.
- Busca formas de participar sin reforzar positivamente los valores arraigados en los rituales.
- Subraya la diversión de abrir la puerta de casa y dar a los demás en lugar de tomar de los demás.
- Contacta con un refugio y dona los disfraces del año pasado a los niños que necesitan uno este año.
- ¡Tenga una caja de tzedaká en la puerta y ponga una moneda por cada visitante que toque el timbre!
- Cuente el número de truco o trato y por el número total de toques de timbre, compre productos enlatados para el refugio local.
- Done los dulces recogidos a un hospital o refugio local.
4. Recuerde Purim! Dentro de unos meses, tendremos la oportunidad de volver a contar la historia del Libro de Ester y de disfrazarnos y desfilar por la sinagoga. Este año, haz que la celebración de Halloween sea una decisión consciente para tu familia. Modele el proceso de elección informada y potencie las fortalezas individuales de su familia.