Si busca serenidad (y el derecho a presumir en la lista de deseos), sature su alma con la belleza salvaje y azotada por el viento del Refugio Nacional de Vida Silvestre de Dungeness. Inscribirse para una semana de servicio en el faro no es para todo el mundo: se vive en un aislamiento casi total, con sólo las personas y las cosas que se pueden meter en un par de camionetas que te hacen rebotar 5 millas por el astillero en la marea baja. Esas camionetas no volverán en siete días. Para que este viaje salga bien, hay que planificar, hacer el equipaje y elegir a las personas adecuadas para que te acompañen. La casa del guardián tiene capacidad para ocho personas, y todas las camas están ocupadas; traiga su propio equipo para llenar la casa, o haga nuevos amigos con otros guardianes que compartan la casa con usted.
De cualquier manera, son unas vacaciones que no olvidará pronto. Mis siete días como guardián están grabados de forma indeleble en mi corazón: las mañanas las pasaba reflexionando en silencio en lo alto del faro, con el café en una mano y el Windex en la otra, limpiando la espuma que dejaba el aire salado en las ventanas. Solo en el estrecho parapeto, con las gaviotas revoloteando y las oscuras cabezas de las focas meciéndose en la distancia, y kilómetros de playa desierta extendiéndose por debajo, nunca pude superar mi pura y absoluta suerte de estar allí. Reservé mis días subiendo esos 74 escalones (y una escalera) hasta la cima, el amanecer y el atardecer, el aire del mar y las águilas, la reina de todo lo que veía. Hice planes para arreglar todas las partes rotas de mi vida, para nuevas aventuras y viejos amores, y me sentí simple y asombrosamente feliz.
El asador se extiende más de 5 millas en el océano
Image Credit: Chad Kaiser