Los médicos de la maternidad sabían que había muchas posibilidades de que el bebé tuviera grandes dificultades, ya que en aquel momento se pensaba que el joven organismo de Lina no estaba desarrollado, por lo que no podía ofrecer al bebé la nutrición necesaria para desarrollarse durante los 9 meses de embarazo. Con un milagro, el bebé nació sano con un peso perfecto de 2,7 kilogramos y casualmente el día de la madre, el 14 de mayo de 1939.
El niño fue llamado Gerardo Medina, nombre inspirado por el médico de Lina que la ayudó en el parto. La identidad del padre sigue siendo un misterio hasta el día de hoy. Lo que sí es seguro es que Lina fue otra joven inocente víctima de abusos sexuales. Lo que es más espeluznante es que esto sigue ocurriendo hasta el día de hoy.
Los padres de Lina trataron de ofrecer a su hijo y a su nieto una infancia normal explicándoles mientras crecían la relación entre ambos. Es admirable que los padres de Lina protegieran su intimidad y no utilizaran la condición única de Lina para obtener beneficios económicos. Muchos investigadores y médicos se interesaron mucho por el caso de Lina y, por tanto, querían estudiarla a ella y a su hijo. Los padres de Lina se negaron una vez más, ya que querían ofrecer a Lina una infancia normal.