Rembrandt muestra el tormento interior de Lucrecia en el momento previo a su muerte.
‘Lucrecia’ (1664) de Rembrandt van Rijn, National Gallery of Art, Washington, D.C.
La muerte de Lucrecia, una representación artística y simbólica del acontecimiento de Sandro Botticelli. En este detalle del centro del cuadro, los ciudadanos con espadas desenvainadas juran el derrocamiento de la monarquía.
‘La tragedia de Lucrecia’, ca. 1500-1501, Sandro Botticelli, Museo Isabella Stewart Gardner, Boston
Lucrecia es una figura legendaria en la historia de la República romana. Según la historia, relatada principalmente por el historiador romano Livio y el historiador griego Dionisio de Halicarnaso (que vivió en Roma en la época del emperador romano César Augusto), su violación por el hijo del rey y el consiguiente suicidio fueron la causa inmediata de la revolución que derrocó a la monarquía y estableció la República romana. El incidente encendió las llamas del descontento por los métodos tiránicos del último rey de Roma, Lucio Tarquinio Superbo. Como resultado, las familias prominentes instituyeron una república, expulsaron a la extensa familia Tarquino de Roma y defendieron con éxito la república contra los intentos de intervención etrusca y latina. La violación ha sido un tema importante en el arte y la literatura europea.
El incidente
Lucius Tarquinius Superbus, último rey de Roma, estando ocupado en el asedio de Ardea, envió a su hijo, Sextus Tarquinius, en una misión militar a Collatia. Sextus fue recibido con gran hospitalidad en la mansión del gobernador, hogar de Lucius Tarquinius Collatinus, hijo del sobrino del rey, Egerius Tarquinius Collatinus, antiguo gobernador de Collatia y primero de los Tarquinii Collatini. La esposa de Lucio, Lucrecia, hija de Spurius Lucretius, prefecto de Roma, «un hombre distinguido», se aseguró de que el hijo del rey fuera tratado como correspondía a su rango, aunque su marido estaba fuera en el asedio. En una variante de la historia, Sexto y Lucio, en una fiesta de vino de permiso, estaban debatiendo sobre las virtudes de las esposas cuando Lucio se ofreció a zanjar el debate cabalgando todos a su casa para ver qué hacía Lucrecia. Ella estaba tejiendo con sus criadas. El grupo le concedió la palma de la victoria y Lucio les invitó a visitarla, pero de momento volvieron al campamento.
Por la noche Sexto entró en su dormitorio con sigilo, rodeando silenciosamente a las esclavas que dormían en su puerta. Ella se despertó, él se identificó y le ofreció dos opciones: podía someterse a sus insinuaciones sexuales y convertirse en su esposa y futura reina, o la mataría a ella y a una de sus esclavas y colocando los cuerpos juntos afirmaría que la había sorprendido manteniendo relaciones sexuales adúlteras (in flagrante delicto). En la historia alternativa, regresó del campamento unos días después con un acompañante para aceptar la invitación de Collatinus a visitarla y se alojó en una habitación de invitados. Entró en la habitación de Lucrecia mientras ésta yacía desnuda en su cama y comenzó a lavarle el vientre con agua, lo que la despertó.
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