«A los dieciséis años me presentaron una droga de la que abusé durante más de tres años: el LSD. Lo que ignoraba era el hecho de que el LSD es el alucinógeno más potente conocido por el hombre.
«La droga venía en un pequeño trozo de papel no más grande que mi dedo índice, llamado papel secante. Quince minutos después de poner el papel en mi lengua, todo mi cuerpo se calentó y empecé a sudar.
«Algunas otras reacciones que experimenté mientras tomaba la droga incluyeron pupilas dilatadas, náuseas y piel de gallina. Mientras estaba colocado de LSD, sentí que había una enorme distorsión tanto en mi mente como en mi cuerpo. Los cambios visuales, así como los cambios extremos de humor, eran como un extraño viaje de miedo, en el que sentía que no tenía control sobre mi mente y mi cuerpo.» -Edith
«Me quedaba despierta durante varios días, dándome atracones. Con el tiempo había perdido mucho peso; parecía la muerte andante y era una vergüenza para todos los que me querían» -Tom
«A los trece años tomé mi primera copa y poco después me introdujeron en la marihuana. Luego, el LSD cayó rápidamente en mis manos y me volví adicto, comiéndolo como si fuera un caramelo.
«Una noche, durante una de mis borracheras, me desmayé y me desperté con la cara llena de sangre y con vómito saliendo de mi boca. Por algún milagro me desperté y me limpié. Me metí en el coche, temblando, y conduje hasta la casa de mis padres. Me metí en la cama con mi madre y lloré.
«A los veintiún años, me registré en mi primera rehabilitación». -Donna
«Empecé a beber a los quince años. Luego pasé a tomar éxtasis, speed, cocaína y LSD.
«Me resultaba difícil mantener un trabajo y me deprimí y pensé que nunca superaría mi obsesión por las drogas. Intenté suicidarme dos veces por sobredosis de pastillas. Me pusieron a cargo de psiquiatras que me dieron aún más drogas, antidepresivos y tranquilizantes, lo que sólo empeoró las cosas.
«Como salida a mis sentimientos, recurrí a la ‘autolesión’: empecé a cortarme y quemarme». -Justin
«Empecé a frecuentar clubes de striptease, casinos y me volví muy promiscuo, visitando burdel tras burdel y pronto me introduje en otras drogas. Ya había perdido toda mi herencia y tuve que mudarme a una casa de crack donde estuve un año viendo morir a la gente, perdiendo mi negocio y convirtiéndome en un ladrón.
«Me arrestaron en noviembre de 2003 por intento de secuestro y fui a la cárcel. Hice daño y perdí a todos los que me querían y me desheredaron. Acabé sin hogar y en la calle viviendo y durmiendo en una caja de cartón junto a la estación, mendigando y luchando por encontrar la manera de conseguir mi próxima comida.» -Frederick
«Los días siguientes a mi consumo de LSD, me llené de ansiedad y depresión extrema. Después de mi primer viaje con LSD, lo consumía con frecuencia, a veces hasta cuatro o cinco veces por semana durante un largo período. Cada vez que tomaba la droga, mentalmente, me alejaba más y más de la realidad. El efecto final era la incapacidad de sentirme normal en mi propia piel». -Andrea