Los últimos años han sido testigos de un emocionante progreso en el desarrollo de la inmunoterapia para el tratamiento del cáncer. Esto se ha debido en gran parte al desarrollo del llamado bloqueo de puntos de control. Es decir, anticuerpos que bloquean receptores inhibidores como CTLA-4 y PD-1 y que, por tanto, desencadenan respuestas inmunitarias específicas de antígeno contra los tumores. Está claro que los tumores evaden la respuesta inmunitaria usurpando vías que intervienen en la regulación negativa de las respuestas inmunitarias normales. A este respecto, se ha demostrado que la adenosina en el microambiente inmunitario que conduce a la activación del receptor A2a representa uno de estos bucles de retroalimentación negativa. De hecho, el microambiente tumoral tiene concentraciones relativamente altas de adenosina. En este sentido, el bloqueo de la activación del receptor A2a tiene el potencial de mejorar notablemente la inmunidad antitumoral en modelos de ratón. En esta revisión se presentarán datos que demuestran la capacidad del bloqueo del receptor A2a para mejorar las vacunas tumorales, el bloqueo de puntos de control y la terapia de células T adoptivas. Además, dado que varios estudios recientes han demostrado que, en determinadas condiciones, el bloqueo del receptor A2a puede potenciar la progresión del tumor, también exploraremos las complejidades de la señalización de la adenosina en la respuesta inmunitaria. A pesar de los importantes matices de la vía del receptor A2a que requieren una mayor elucidación, los estudios realizados hasta la fecha apoyan firmemente el desarrollo de antagonistas del receptor A2a (algunos de los cuales ya han sido probados en ensayos clínicos de fase III para la enfermedad de Parkinson) como nuevas modalidades en el arsenal de la inmunoterapia.