Los críticos del periodismo de acceso señalan que intentar ser amigo de figuras importantes para tener acceso traiciona el papel original y fundamental del periodismo. Esta práctica se mencionó tangencialmente en el documental Outfoxed, en el que se señalaba que los periodistas más reconocidos de los programas estrella de los principales medios de comunicación, con el paso del tiempo, se convierten ellos mismos en celebridades y de vez en cuando se mezclan con otras celebridades, incluidas las políticas, en cócteles, cenas elegantes, banquetes, etc. y crean el tipo de relación que ellos, como periodistas, no deberían tener. Uno de los ejemplos más recientes de periodismo de acceso, en conjunción con la obtención de puntos de vista y atención, fue el intento de los medios de comunicación de obtener acceso y tiempo mediático con Donald Trump, durante el ciclo presidencial de 2016. Su atractivo mediático se tradujo en tiempo gratuito en los medios de comunicación, con un valor (según las estimaciones) de entre 2.000 y 5.000 millones de dólares. En el punto álgido de la carrera, algunos medios de comunicación llamaban a Trump a diario sin temas específicos sobre los que preguntarle, solo para conseguir su voz en antena y los ojos de los estadounidenses curiosos en el proceso.