El dolor de axila puede ser causado por varios factores, como un esfuerzo muscular intenso, la inflamación de los ganglios linfáticos, la hidradenitis supurativa y, en casos más graves, el linfoma o el cáncer de mama.
Los síntomas asociados y el tratamiento dependen de la causa del dolor. Puede ser fácil de tratar, si se trata de una lesión muscular o una infección, o más difícil, si se trata de un cáncer.
Ganglios linfáticos inflamados
Los ganglios linfáticos inflamados de la axila suelen aparecer debido a una infección o a una inflamación cerca de la zona de la axila. Los ganglios linfáticos forman parte del sistema inmunitario y ayudan a combatir las infecciones atacando y destruyendo los gérmenes que transporta el líquido linfático.
Un bulto en la ingle, el cuello o la axila también se denomina adenopatía o enfermedad de los ganglios linfáticos, que, en la mayoría de los casos, representa una inflamación leve y temporal, pero que también puede ser causada por enfermedades más graves, como el cáncer o las enfermedades autoinmunes, cuando dura más de 1 mes o crece más de 2 cm.
Qué hacer: el tratamiento generalmente no es necesario, siendo suficiente el reposo y la hidratación. Sin embargo, es importante identificar y eliminar la causa de la inflamación y la infección, ya que puede ser necesario tomar antibióticos. También pueden ser necesarios fármacos analgésicos o antiinflamatorios, según recomiende el médico, para aliviar el dolor o la sensibilidad en la zona.
Tensión muscular
El sobreesfuerzo o la lesión de los músculos del pecho y del brazo como resultado de actividades como el tenis, el entrenamiento con pesas, el voleibol o el béisbol, también pueden causar dolor en la axila.
Qué hacer: una forma fácil de aliviar este tipo de dolor es descansar y colocar hielo en la zona afectada durante unos 15 a 20 minutos, tres veces al día. Además, para aliviar el dolor y la inflamación también se pueden utilizar fármacos analgésicos, como el paracetamol o la dipirona, y antiinflamatorios, como el ibuprofeno.
Cáncer de mama
El cáncer de mama es uno de los tipos de cáncer más comunes que pueden afectar a las mujeres, y aunque normalmente no causa síntomas en las primeras etapas, el principal signo que puede indicar la presencia del tumor es sentir un bulto endurecido al palpar la axila.
También puede haber síntomas como hinchazón y dolor en los bultos de las axilas, que posiblemente se extiendan al brazo, así como dolor, enrojecimiento o secreción de los pezones y pechos doloridos.
Qué hacer: el cáncer de mama se puede curar, dependiendo del tipo y del estadio, por lo que es muy importante la prevención mediante la autoexploración y la mamografía.
Linfoma
El linfoma es un tipo de cáncer que afecta a los linfocitos y que suele comenzar en las axilas, la ingle, el cuello, el estómago, el intestino o la piel, apareciendo como bultos que pueden causar síntomas como dolor, fiebre, malestar y cansancio.
Qué hacer: el tratamiento depende del tipo de linfoma, su estadio, la zona afectada y el estado general del paciente. El tratamiento puede incluir quimioterapia, radioterapia o trasplante de médula ósea, siendo el linfoma de Hodgkin más probable de curar que el linfoma no Hodgkin, y con mejores resultados cuando la enfermedad se descubre y se trata a tiempo.
Hidradenitis supurativa
La Hidradenitis supurativa se caracteriza por la presencia de bultos en la zona de la axila o la ingle, causados por una inflamación en las glándulas sudoríparas. Esta enfermedad también provoca varias heridas pequeñas, principalmente en zonas del cuerpo que producen mucho sudor, como las axilas, la ingle, el ano y las nalgas.
Los síntomas asociados a este problema son picor, ardor y sudoración excesiva, además de que las zonas de la piel afectadas se hinchan, se vuelven rígidas y rojas. Estos nódulos también pueden reventar, liberando pus antes de que la piel se cure.
Qué hacer: la hidradenitis no tiene cura, pero el tratamiento, que se realiza con cremas antibióticas e inyecciones de corticoides en la zona afectada, puede controlar la mayoría de los síntomas. También se pueden recetar fármacos que controlan la producción de hormonas, especialmente en las mujeres, y puede ser necesaria la cirugía para extirpar la zona de la piel con glándulas defectuosas, en los casos más graves.