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Quistes ováricos

Posted on agosto 12, 2021 by admin

Los quistes ováricos son bolsas o sacos llenos de líquido que crecen dentro o en la superficie de un ovario. Existen múltiples tipos de quistes ováricos, la mayoría de los cuales son inofensivos, no causan síntomas y desaparecen por sí solos sin tratamiento en pocos meses. Su tamaño puede variar desde unos pocos centímetros hasta más de 30 cm de longitud. Muchas mujeres desarrollan quistes ováricos en algún momento de su vida. Son una de las razones más comunes por las que las mujeres acuden a la consulta ginecológica.

  • Tipos de quistes ováricos
  • Quistes funcionales
  • Quistes neoplásicos benignos
  • Quistes endometriósicos
  • Quistes malignos
  • Complicaciones
  • Ruptura
  • Torsión ovárica

Tipos de quistes ováricos

Quistes funcionales

La mayoría de los quistes ováricos se forman de forma natural como resultado de los ciclos menstruales durante los años reproductivos de la mujer. Antes de la ovulación, los ovarios desarrollan pequeños folículos. Los folículos liberan hormonas y expulsan el óvulo cuando usted ovula. A veces, un folículo normal sigue creciendo y retiene líquido después del ciclo menstrual; esto se conoce como quiste funcional. Casi siempre son inofensivos, y suelen encogerse y desaparecer por sí solos en un plazo de cuatro a ocho semanas.

Quistes neoplásicos benignos

Estos tipos de quistes son poco frecuentes y se presentan en una variedad de formas. Estos quistes se caracterizan por un crecimiento anormal del tejido. El tipo más común de quistes neoplásicos benignos es el teratoma quístico, también conocido como quiste dermoide. Estos quistes, que se desarrollan a partir de una célula germinal, pueden contener múltiples tipos de tejido, como glándulas sebáceas, células cutáneas o folículos pilosos. A veces estos quistes no causan síntomas, pero en ocasiones pueden producir otras complicaciones médicas y dolor pélvico. Por lo general, estos tipos de quistes no se resuelven por sí solos.

Quistes endometriósicos

Se desarrollan como resultado de la endometriosis, estos quistes se desarrollan cuando el tejido similar al endometrio crece fuera del útero y se adhiere a los ovarios. Durante un ciclo menstrual, las hormonas hacen que el tejido uterino se desprenda tras la ovulación y salga del cuerpo. El tejido endometrial de los ovarios no puede desprenderse, por lo que se acumula y forma quistes de color marrón oscuro y rojizo. Por esta razón, los quistes endometriósicos se conocen comúnmente como «quistes de chocolate». Estos quistes no suelen resolverse espontáneamente y, si se rompen, pueden causar dolor pélvico, adherencias e infertilidad.

Quistes malignos

La gran mayoría de los quistes son benignos, pero cualquier tipo de quiste puede volverse maligno o canceroso. Un quiste maligno, o un tumor, indica cáncer de ovario. Se sospecha que un quiste es maligno cuando se observan ciertas características durante un examen físico, una ecografía o en el historial médico de la paciente. En esta situación, se recomienda una biopsia o la extirpación completa del quiste.

Complicaciones

Ruptura

Es relativamente frecuente que una mujer en edad reproductiva sufra la ruptura de un quiste ovárico. Esto puede ser indoloro y pasar desapercibido, pero también se asocia con la aparición repentina de dolor en la parte baja del abdomen, normalmente en un lado del cuerpo. El dolor suele comenzar durante la actividad física, lo que provocó la rotura del quiste.

Otras afecciones con síntomas similares son el dolor de ovulación, el embarazo ectópico y la torsión ovárica, que deben descartarse antes de determinar un plan de tratamiento. A menudo, los quistes rotos no necesitan tratamiento más allá de la medicación para el dolor y la observación, pero si la presión arterial de la mujer se vuelve inestable o la hemorragia continúa, puede ser necesaria una intervención quirúrgica.

Torsión ovárica

A veces los quistes ováricos se agrandan hasta tal punto que pueden hacer que el ovario se tuerza fuera de su posición natural, inhibiendo parcial o totalmente el suministro de sangre al ovario. Esto se denomina torsión ovárica. Los síntomas son agudos y repentinos, e incluyen dolor abdominal bajo, a menudo unilateral, así como náuseas o vómitos. Es una de las urgencias ginecológicas más comunes, que requiere una intervención quirúrgica para corregirla.

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