Diez años después de los hechos, los estadounidenses siguen sintiendo el efecto de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 cada día, desde los familiares y amigos de las víctimas hasta los neoyorquinos de ayer y de hoy, pasando por los 2,1 millones de viajeros que pasan por los controles de seguridad de la TSA cada día. Entre los miles de héroes de ese oscuro día, destacan los campeones cruciales de la industria de la aviación. Las tripulaciones del Vuelo 11 y del Vuelo 77 de American Airlines, así como del Vuelo 175 y del Vuelo 93 de United Airlines, trabajaron con los pasajeros y el apoyo en tierra hasta el final para proteger a los civiles a los que servían y para frustrar los planes de los secuestradores.
Estos son sus nombres y sus historias.
Vuelo 11 de American Airlines
El vuelo 11 de American Airlines, procedente de Boston (BOS) y con destino a Los Ángeles (LAX), se estrelló contra la torre norte del World Trade Center con 92 personas a bordo. El Boeing 767-200 estaba pilotado por John Ogonowski, un veterano de las Fuerzas Aéreas y miembro de la Reserva del Ejército del Aire que había volado en transportes C-141 al final de la guerra de Vietnam. El primer oficial Thomas McGuinness, veterano de 12 años de American Airlines, había pilotado F-14 Tomcats para la Marina. La tripulación de vuelo de ese día estaba formada por Bárbara Arestegui, una azafata veterana de 13 años; Jeffrey Collman; Sara Low; Karen Martin; Kathleen Nicosia, que había volado para American durante 32 años; Betty Ong, que hizo la llamada a American Airlines informando del secuestro; Jean Roger, de 24 años, que se había ofrecido como voluntaria para trabajar en el vuelo de ese día; Dianne Snyder, azafata veterana de 19 años de AA, y Madeline Sweeney, que había trabajado para American durante 12 años y había hecho un turno extra el 11 de septiembre.
Vuelo 175 de United Airlines
El vuelo 175 de UA, procedente de Boston (BOS) y con destino a Los Ángeles (LAX), impactó contra la torre sur del World Trade Center con dos pilotos, siete auxiliares de vuelo y 56 pasajeros a bordo. El Boeing 767-200 estaba pilotado por el veterano de la Marina Victor Saracini, que había volado en 767 para United durante 16 años. El copiloto Michael Horrocks era un ex marine. Los miembros de la tripulación eran el auxiliar de vuelo novato Robert Fangman, que acababa de incorporarse a United Airlines a principios de ese año; Amy Jarret, que estaba deseando casarse con el hombre al que amaba; Kathryn Laborie, que trabajaba en una campaña política antes de convertirse en auxiliar de vuelo; el veterano de las fuerzas del orden Alfred Marchand, con 21 años de experiencia; la pareja de novios Amy King y Michael Tarrou; y Alicia Titus, que acababa de decirle a su novio dos días antes que lo amaba.
Vuelo 77 de American Airlines
El vuelo 77 de American Airlines, que iba de Washington Dulles (IAD) a Los Ángeles (LAX), se estrelló contra el Pentágono con 64 personas a bordo. El Boeing 757-200 estaba pilotado por el graduado de la Academia Naval Charles Burlingame, que pilotó F-4 para la Marina antes de incorporarse a American Airlines. El copiloto David Charlebois era licenciado en ciencias aeronáuticas por Embry-Riddle y pilotaba aviones corporativos antes de volar para US Airways y, posteriormente, para American Airlines. La auxiliar de vuelo Michele Heidenberger había volado para AA durante 25 años, y probablemente luchó con ahínco para evitar que los secuestradores entraran en la cabina del avión. La pareja de esposos Kenneth y Jennifer Lewis, que se habían conocido en una fiesta de Navidad de AA en 1991, normalmente trabajaban en vuelos separados, pero habían optado por trabajar juntos para poder ir de vacaciones a Los Ángeles después. Renee May, una azafata con 15 años de experiencia, acababa de comprometerse un mes antes.
Vuelo 93 de United Airlines
El vuelo 93 de la U.A., procedente de Newark (EWR) y con destino a San Francisco (SFO), se estrelló en un campo del condado de Somerset, Pensilvania, después de que los pasajeros y la tripulación desviaran con éxito el avión de su posible objetivo: la Casa Blanca o el Capitolio, según el informe de la Comisión del 11-S. El Boeing 757-200 estaba pilotado por el veterano de la Patrulla Aérea Civil Jason M. Dahl, con el veterano copiloto de las Fuerzas Aéreas Mayor LeRoy Homer. Dahl había reorganizado su agenda para volar el 11 de septiembre con el fin de llevar a su esposa a Londres para su quinto aniversario de boda. El mayor Homer había servido en las operaciones Escudo del Desierto y Tormenta del Desierto, y más tarde voló en misiones humanitarias en Somalia, y permaneció en la reserva de las Fuerzas Aéreas estadounidenses mientras trabajaba para United Airlines. La sobrecargo Deborah Welsh tenía más de 25 años de experiencia en el sector. Lorraine Bay, una de las auxiliares de vuelo más veteranas de United Airlines y la de mayor edad que murió en los atentados del 11 de septiembre, era una veterana de 37 años en el sector que prefería trabajar en la cabina turista y que con frecuencia ejercía de mentora de varios de sus compañeros más jóvenes. La auxiliar de vuelo Sandy Bradshaw fue la que llamó a United Airlines para informar del secuestro del vuelo, y más tarde trabajó con otras personas a bordo para hervir agua y arrojarla a los terroristas. La auxiliar de vuelo Wanda Green llevaba 29 años en el sector y había sido una de las primeras auxiliares de vuelo afroamericanas de Estados Unidos. La ex policía y detective CeeCee Lyles acababa de terminar su formación como auxiliar de vuelo meses antes, en enero de 2001.
Aeropuerto Internacional de Gander
También destaca otro grupo de héroes de la aviación. El 11 de septiembre de 2001, decenas de vuelos comerciales procedentes de Europa con destino a Estados Unidos se vieron obligados a desviarse después de que la FAA cerrara el espacio aéreo estadounidense. Un total de 38 vuelos que transportaban a unos 6.600 pasajeros aterrizaron en el Aeropuerto Internacional de Gander (YQX), en Terranova (Canadá), gracias a las largas pistas de aterrizaje y al equipamiento del aeropuerto. El gran número de viajeros en tránsito duplicó en horas la población del aeropuerto y de la pequeña ciudad, poniendo a prueba los límites de las instalaciones y los recursos locales.
Otros héroes de la aviación y los viajes del 11-S
Además de las tripulaciones de los cuatro aviones secuestrados, innumerables héroes anónimos estuvieron a la altura del desafío en los aeropuertos de todo el país. En apoyo de los pasajeros y la tripulación a bordo de los vuelos, numerosos controladores aéreos, empleados de las aerolíneas y otro personal de apoyo se unieron para idear planes de emergencia en condiciones impensables, desviando los aviones en vuelo fuera de las trayectorias de los aviones secuestrados y ofreciendo directivas en tiempo real. Otros miles de pilotos y auxiliares de vuelo trabajaron para calmar a sus pasajeros y tomar medidas de precaución contra posibles ataques a bordo de sus propios aviones.
Información adicional de Wallace Cotton.
Foto destacada de Drew Angerer/Getty Images.
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