Usted lleva a su hijo a su cita con el dentista, esperando sonrisas por doquier y un certificado de buena salud. En cambio, descubre que los dientes de su hijo están en un estado peligroso de caries, y su hijo necesitará miles de dólares de trabajo dental. Usted es una buena madre; le cepilla los dientes y le da alimentos saludables. ¿Cómo puede ocurrir esto?
La respuesta puede ser el reflujo ácido. Un estudio de la Universidad de California en San Francisco descubrió que los niños con reflujo tienen seis veces más probabilidades de sufrir daños en el esmalte que los niños sanos.
A medida que los niños crecen, su medicación para el reflujo puede dejar de funcionar. Muchos niños dejan de tomar la medicación hacia el año de edad, justo cuando les salen los dientes. Pero algunos niños mayores siguen teniendo problemas de reflujo. El niño puede pensar que el reflujo es normal y olvidarse de mencionarlo. Afortunadamente, hay medidas que puede tomar para minimizar las consecuencias del reflujo ácido.
Vaya al dentista pronto y con frecuencia
Si su hijo tiene antecedentes de reflujo, asegúrese de que acuda al dentista en cuanto tenga dientes. Un buen dentista pediátrico puede detectar el daño por reflujo en sus primeras etapas y ayudarle a desarrollar un plan de tratamiento. Algunos niños con reflujo ácido grave pueden necesitar ver al dentista cada tres meses en lugar de cada seis. Cuando se trata de daños causados por el ácido, la prevención es mucho más económica que esperar a que se produzca una crisis.
Dos, cuatro, seis, ocho… ¡tiene que fluorizarse!
Todos los niños necesitan flúor, pero es especialmente importante para los niños con reflujo ácido. Dado que sus dientes están constantemente atacados, necesitan la protección adicional que proporciona el flúor. Si es posible, anime a su hijo a beber agua fluorada. De este modo, obtendrá el flúor a lo largo del día. Si tienes un pozo o utilizas un filtro de agua que elimina el flúor del agua, habla con tu dentista o pediatra. Puedes conseguir una receta de flúor líquido o de pastillas de flúor.
Cuida esa dieta
Para los niños con reflujo, no basta con evitar las bebidas y los aperitivos azucarados. Si quiere proteger los dientes de su hijo, debe reducir el flujo de ácido en la boca. Evite los alimentos típicos que desencadenan el reflujo, como los tomates y otras frutas ácidas. Vigila el horario de las meriendas de tu hijo; evita los alimentos justo antes de la siesta o de la hora de acostarse. Por último, hable con su pediatra para asegurarse de que está haciendo todo lo posible para controlar el reflujo.
Los dientes del bebé son importantes. Ayudan a su hijo a obtener una nutrición adecuada y preparan el camino para los dientes de adulto. Si su hijo tiene reflujo ácido, debe estar al tanto de su cuidado dental. Sus acciones actuales podrían influir en su futura salud bucodental.