INTRODUCCIÓN: Las técnicas laparoscópicas se están utilizando cada vez más en la reparación de hernias ventrales, pero se han descrito diferentes incidencias y complicaciones como riesgos potenciales de este enfoque. La formación de seroma se ha documentado como una de las complicaciones más comunes, aunque la mayoría de las veces permanece asintomática y puede considerarse sólo un incidente. La incidencia de seroma después de la reparación laparoscópica de una hernia no ha sido debidamente documentada y analizada, ya que la definición utilizada por diferentes autores no es la misma de una serie a otra. Presentamos una nueva clasificación del seroma clínico para intentar establecer la incidencia real de esta potencial complicación.
CLASIFICACIÓN CLÍNICA: Los seromas clínicos pueden ser detectados durante la exploración física en muchos pacientes tras la RVL, pero en la mayoría de los casos no causan ningún problema o sólo una mínima molestia que permite una actividad normal. En base a este hecho y a la necesidad de realizar una terapia médica o invasiva para tratarlos, se pueden establecer cinco grupos para clasificar esta entidad: Tipo 0, sin seroma clínico (siendo 0a los noseromas tras la exploración clínica y los exámenes radiológicos y 0b los detectados radiológicamente pero no detectados clínicamente); Tipo I, seroma clínico de duración inferior a 1 mes; Tipo II (seroma de duración excesiva), seroma clínico de duración superior a 1 mes (siendo IIab entre 1 y 3 meses y IIb entre 3 y 6 meses); Tipo III (seromas sintomáticos que pueden necesitar tratamiento médico), complicaciones menores relacionadas con el seroma (seroma que dura más de 6 meses, quejas estéticas de la paciente debido al seroma, molestias relacionadas con el seroma que no permiten la actividad normal de la paciente, dolor, infección superficial con celulitis); y Tipo IV (seroma que necesita tratamiento), complicaciones mayores relacionadas con el seroma (necesidad de punción del seroma, seroma drenado espontáneamente, aplicable a abordaje abierto, infección profunda, recurrencia y rechazo de la malla). Es importante diferenciar entre una complicación y un incidente, considerándose el seroma como un incidente si se clasifica como seroma tipo I o II, y una complicación si se incluye en el grupo III y IV. La clasificación más alta es la que debe utilizarse para describir el tipo de seroma.
CONCLUSIONES: El seroma es una de las complicaciones más comunes tras la reparación laparoscópica de la hernia ventral aunque su incidencia clínica real es variable ya que se ha descrito en la literatura siguiendo diferentes parámetros. Se observa en casi todos los casos mediante exámenes radiológicos, pero no se determina si debe considerarse un incidente o una complicación. Por estos motivos, se ha propuesto una nueva clasificación de los seromas con el fin de unificar criterios entre los cirujanos a la hora de describir su experiencia. Esta clasificación también podría utilizarse en el futuro para medir el efecto de los nuevos métodos propuestos para reducir la formación de seromas, a fin de evaluar la incidencia de seromas en función de la malla utilizada, y también podría proponerse su uso para describir la incidencia de seromas tras la reparación de una hernia ventral abierta.