Los soplos a veces suenan como un ruido de silbido o de remolino. Los soplos pueden ser inofensivos, también llamados inocentes, o anormales. Los soplos inofensivos pueden no causar síntomas y pueden ocurrir cuando la sangre fluye más rápidamente de lo normal a través del corazón, como durante el ejercicio, el embarazo o el crecimiento rápido en los niños. Los soplos anormales pueden ser un signo de una afección cardíaca más grave, como un defecto cardíaco congénito presente desde el nacimiento o una valvulopatía cardíaca. Dependiendo del problema cardíaco que provoque los soplos anormales, éstos pueden ir asociados a otros síntomas como falta de aire, mareos o desmayos, piel azulada o tos crónica.
Si se detecta un soplo cardíaco, su médico escuchará el volumen, la ubicación y el momento del soplo para averiguar si es inofensivo o un signo de una afección más grave. Si su médico cree que puede tener una afección más grave, puede remitirle a un cardiólogo, o a un médico especializado en el corazón. El cardiólogo puede pedirle que se haga otras pruebas, como un electrocardiograma (ECG) o un ecocardiograma, para buscar problemas estructurales o de ritmo cardíaco y ver el funcionamiento de su corazón.
Un soplo cardíaco en sí mismo no requiere tratamiento. Si está causado por una afección cardíaca más grave, su médico puede recomendar un tratamiento para esa afección cardíaca. El tratamiento puede incluir medicamentos, cateterismo cardíaco o cirugía. El pronóstico y el tratamiento de los soplos cardíacos anormales dependen del tipo y la gravedad de la afección cardíaca que los provoca.
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