El Programa de Lluvia Ácida (ARP) ha conseguido reducciones significativas de las emisiones de dióxido de azufre (SO2) y óxidos de nitrógeno (NOX) de las centrales eléctricas alimentadas con combustibles fósiles, amplios beneficios para el medio ambiente y la salud humana, y unos costes muy inferiores a los previstos. Junto con las normativas más recientes del sector eléctrico, incluida la Regla de Contaminación Atmosférica Transversal (CSAPR), y un sector energético en rápida evolución, el ARP ha contribuido a lograr reducciones anuales de SO2 de más del 93% y reducciones anuales de emisiones de NOX de más del 86%. La página de Tendencias de las Emisiones de las Centrales Eléctricas tiene mapas y datos que destacan estas reducciones de emisiones, y los Informes de Progreso proporcionan una visión general anual de las características y resultados del programa, desde el cumplimiento hasta los impactos en la calidad del aire.
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Estas reducciones de las emisiones han dado lugar a importantes disminuciones de la lluvia ácida en todo el país. La deposición de sulfato húmedo -un indicador común de la lluvia ácida- se redujo en un 70% entre 1989-1991 y 2016-2018. Hay datos y mapas adicionales que detallan la deposición y la contaminación del aire ambiente en el sitio web de la Red de Estado y Tendencias del Aire Limpio (CASTNET).
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